H. Michaux
MI DIOS
Había un día un ratón
y de tal manera han debido maltratarlo,
diría mejor, era un cordero
y de tal manera debieron aplastarlo,
pero era, yo lo juro, un elefante
y que, por otra parte, se me comprenda bien,
uno de esos inmensos rebaños de elefantes del África
que no son nunca lo suficientemente grandes,
y bien, pues, a tal punto lo habían aplastado,
y los ratones lo seguían, y enseguida los corderos
y a de tal manera aplastados,
y también estaba el populacho
y de tal manera aplastado
y no solamente el populacho
no solamente aplastado... no solamente estrellado..
¡Oh peso! ¡Oh aniquilamiento!
¡Oh cáscara de Seres!
¡Rostro impecablemente rapaz de la destrucción!
Jabón perfecto, Dios a quien llamamos a grandes gritos,
Te espera este mundo insolentemente redondo, te espera.
¡Oh aplastamiento!
¡Oh Dios perfecto!
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